¿Cómo ha surgido el proyecto de trabajar la responsabilidad civil en España?
José Pajares: El proyecto se ha gestado a lo largo de varios meses. Nuestras buenas relaciones con la firma de Román Oria han hecho que creáramos una nueva sociedad mercantil. Dos grandes despachos norteamericanos, Seeger & Weiss y Reich & Binstock, nos han buscado para desarrollar, primero en España y luego hacia Europa, ese servicio de responsabilidad civil.
¿Cuál es el valor añadido de la iniciativa?
Román Oria: Estamos en un sector emergente que en EEUU tiene una tradición que se remonta a los últimos 25 años. Los mercados que queremos afrontar tienen que ver con enfermedades profesionales producidas por productos defectuosos o por agentes nocivos salubres, como el amianto o la ingestión de plomo, y los productos farmacéuticos defectuosos, lo que se llama el derecho de la salud. Hay una desprotección total de los derechos fundamentales del ciudadano. Es un problema continental, salvo en Inglaterra, que se mueve por el sistema de common law. En Italia y Alemania nos encontramos con la misma estrechez de marco legal.
¿El consumidor español reclama poco y tarde?
J.P.: Se sorprendería de los datos que tenemos. Más del 50% de los conflictos susceptibles de reclamar se abandonan. Nuestro objetivo final es social. La situación actual es que una persona que está aquejada por un mal de este tipo tiene que hacer un esfuerzo notable para acreditar que lo ha padecido. Hay que peritarlo médicamente, invertir un dinero. No es rentable.
¿Cómo se va a desarrollar su actividad?
R.O.: Estamos empezando a desarrollar diversos nichos de mercado importantes con el apoyo de nuestros socios americanos. Estos frentes ya son habituales en EEUU. Hay muchas sentencias para las víctimas que creemos que pueden utilizarse, con lo que se abaratarían los costes. Es evidente que en España hay un nicho de mercado importante. Estos procedimientos están tan desarrollados que son homologables al sistema español.
¿Cómo van a organizar esta área específica?
J.P.: Hemos creado una joint venture de los dos despachos, el de Madrid y el de Zaragoza, en forma de sociedad mercantil para desarrollar este servicio. Contamos con especialistas en esta materia. Somos cuatro personas y se irán incorporando otras. Cuando haga falta alguien más, vendrá de Estados Unidos. Uno de nuestros socios, Henry Dahl, está colegiado en Madrid.
¿Por qué hay tan pocos despachos que trabajan en esta área?
R.O.: Estamos hablando de un negocio peculiar. De todas formas, es un sector emergente para los próximos años. Es fundamental poder contar con el know how de otros países para arrancar este tema, de lo contrario es muy complicado entrar en esta actividad. Por otra parte, es necesario que cambien las cosas en España. Es evidente que para los despachos españoles, sin un apoyo como el que nosotros tenemos, es muy complicado litigar contra las grandes compañías. |